Juan 3,16-21 | Comentario:
No hay otra motivación en Dios que el amor. Es por amor que Dios decide crear el universo y al ser humano en él. Y es por amor que Dios decide enviar a su Hijo a participar de la humanidad. Es por amor que Dios se nos regala de manera permanente. Hemos sido creados por amor y hemos sido creados para vivir, para que tengamos vida en abundancia. Todo lo que no es amor y no es vida no viene de Dios y no debemos darle espacio en nuestras vidas.
Si Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, por qué nosotros parecemos empeñados en una carrera constante por juzgarnos los unos a los otros, en vez de amarnos los unos a los otros? Quizá debamos detenernos a reflexionar en lo que significa el hecho de que Dios no nos juzga, sino que nos ama y nos quiere regalar su vida de gracia. Si lo entendemos con claridad, podremos hacer de nuestra vida y nuestra convivencia con otros un espacio de paz.