Juan 3,31-36 | Comentario:
“El Padre ama al Hijo y ha puesto todo en sus manos”. Nosotros los cristianos no debemos olvidar que nuestra fe en Dios es una fe trinitaria. Nuestro Dios es un Dios trino, es un Dios que se nos ha manifestado como Padre, Hijo y Espíritu Santo. Y lo que moviliza a la Trinidad es el amor. El Padre ama al Hijo y el Hijo ama al Padre. Y ese acto de amor, el movimiento de amor entre el Padre y el Hijo es lo que define al Espíritu Santo, llama de amor viva, que habita el cosmos y que está presente en la Iglesia.
Hablar de la Trinidad siempre puede resultar confuso e incomprensible para muchos. Se trata de un Misterio y como tal entonces siempre resulta inabarcable e inalcanzable. Pero la Trinidad decidió comunicársenos y es a través de la historia de salvación que podemos reconocer la acción de Dios trino, de igual manera en nuestras vidas. El drama de la pasión de Jesús en su camino a la cruz es un drama trinitario.