Lucas 24,35-48 | Comentario:
“Atónitos y llenos de temor”, así describe el autor del Evangelio la primera reacción de los discípulos al ver a Jesús que se aparece en medio de ellos de manera inesperada. Los discípulos pasan primero por una experiencia de vacío, de temor. Ellos han perdido a su Maestro y lo normal es que vivan su experiencia de duelo, de pérdida. Pero no se encierran en esa actitud dolorista, se abren a la sorpresa que significa encontrarse con Jesús resucitado. “Era tal la alegría y la admiración”, nos dice luego Lucas. Los discípulos pasan del temor a la alegría y es esta actitud la que les permite entrar en una relación nueva con el Resucitado.
La experiencia de los discípulos no es distinta a la experiencia que nosotros podemos tener. Nosotros también pasamos por el temor inicial al no entender nuestra propia experiencia de fe. Jesús nos invita a abrirnos a la sorpresa, a dejarnos admirar por su presencia, esa presencia que es siempre inesperada. Y si nos dejamos sorprender, visitar por Dios, entonces podremos nosotros también reanudar una vez más nuestra relación personal con Jesucristo.