Juan 18,1-40.19,1-42 | Comentario:
Jesús muere en la cruz. Los cuatro Evangelios nos narran este hecho. Y hoy lo recordamos, hoy lo conmemoramos, hoy lo hacemos presente. Jesús murió en la cruz. Esto fue un escándalo cuando ocurrió. Y tendría que seguir siendo un escándalo hoy. El tiempo no puede haber edulcorado lo que el Evangelio nos dice. Jesús fue crucificado, después de haber sido condenado injustamente, después de haber sido objeto de burlas y humillaciones. Jesús fue crucificado como un cordero que va al matadero, sin ofrecer resistencia, entregando su vida por amor, un amor que ama hasta el extremo.
Es cierto que la Cruz no tiene la última palabra. Pero no podemos esquivar la Cruz. Es en la Cruz donde Dios se manifiesta, donde el amor de Dios se manifiesta, en la entrega plena y definitiva por amor. Es muriendo en la Cruz que Jesús demuestra su obediencia plena al Padre, su amor completo al ser humano. Qué hoy podemos acompañar a Jesús en su sufrimiento y en su muerte. Qué hoy podamos estar al pie de la Cruz, reconociendo la manifestación de Dios, una presencia que se manifiesta en la ausencia, en la oscuridad, en la muerte en Cruz.