Lucas 2,22-40 | Comentario:
Una vez más el Evangelio nos muestra cómo Jesús nace y crece dentro de una cultura particular, algo que siempre debemos tener en cuenta cuando tratamos de reflexionar sobre Jesús y su entorno, Jesús y su historia, Jesús y su mensaje, siempre enmarcados en una realidad particular. Dios decidió hacerse hombre y participar de nuestra historia. Por eso Jesús vive lo que todos los niños de su cultura viven, es presentado en el templo y consagrado al Señor.
Las figuras de Simeón y Ana, ambas personas bastante mayores y dedicadas al servicio del Señor, reconocen en el recién nacido la sencillez del Dios que se hace uno de nosotros, el Dios que no olvida sus promesas, el Dios que se compromete con el ser humano, el Dios que apuesta por nosotros y que nos invita a vivir en la esperanza de su Reino. Esto es lo que experimentaron Simeón y Ana, esto es lo que estamos invitados a experimentar nosotros también.