Juan 6, 44-51 | Comentario:
El Evangelio de hoy nos habla de la estrecha relación entre el Padre y el Hijo. No debemos nunca olvidar que nuestra fe es una fe trinitaria. Nadie va al Hijo si no es porque el Padre lo conduce al Hijo. Y el Hijo no hace otra cosa que conducirnos al Padre. Jesús nunca centra la atención ni la mirada de la gente en él mismo. Jesús está siempre dirigiendo la mirada de los suyos hacia el Padre.
Cuál es nuestra actitud como cristianos? A quién proclamamos cuando decimos que proclamamos el Evangelio? Cuántas veces no terminamos proclamándonos o anunciándonos a nosotros mismos? Jesús nos muestra que de lo que se trata es de conducir hacia el Padre. Esa es nuestra tarea también, reconocer que el Hijo nos conduce al Padre. Y eso es lo que tenemos que hacer con nuestros hermanos y hermanas, conducirlos al Padre.