Lc 2,22-35 | Comentario:
El nacimiento del niño Jesús es la mayor razón para creer, para estar alegres, para tener esperanza. Dios se acordó de su promesa. Dios no olvidó a su pueblo, a su gente. Jesús es la luz que ilumina el mundo entero. Esas son las palabras del anciano Simeón, quien reconoce en Jesús al Mesías, al Salvador. Jesús es luz que ilumina nuestras vidas, es la luz al final del túnel, es la luz que habita en el interior de nosotros y que a veces no reconocemos. Jesús es la luz en medio de la oscuridad.
Pero la vida de Jesús no será fácil, como no lo es para ninguno de nosotros. La vida tiene sus momentos difíciles. Esto es lo que Simeón le advierte a María. La llegada de Jesús trae luz y esperanza, pero no siempre será aceptado como tal y eso traerá dolor y lágrimas. Pero aunque esos momentos lleguen, no debemos olvidar que la luz está al final del túnel, la luz que nos lleva al Padre.