Marcos ‪3,1-6 | Comentario:

Jesús entra nuevamente en una sinagoga. Jesús va con frecuencia a las sinagogas, a los lugares en los que sus compatriotas se reúnen para escuchar la Palabra de Dios y para meditarla. Jesús no está peleado con la fe de su pueblo. Lo que Jesús hace es presentar una nueva manera de acercarse a Dios, de reconocer a Dios en la vida. Lo mismo pasa con nosotros. Jesús nos invita a reconocer al Dios que El nos presenta.

Una vez más los fariseos están a la espera de ver si Jesús hace algo que va contra sus maneras de entender la ley. Y Jesús no es indiferente a lo que sucede alrededor de ellos. No solo quiere curar al hombre enfermo, sino que también se indigna y se apena por la dureza de los corazones que encuentra frente a él. Preguntémonos si Jesús se indignaría o apenaría por la dureza de nuestros corazones frente al dolor de los más necesitados?

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