Jn ‪1, 43-51 | Comentario:

En el Evangelio de hoy nos encontramos con uno de esos momentos en los que alguno de los discípulos reconoce de manera abierta la estrecha relación entre Jesús y su Padre. Esta vez es Natanael, quien ante la descripción que Jesús hace, no duda en decir: “Maestro, tú eres el Hijo de Dios”. Natanael vive su propia conversión, pasa de la duda a la fe absoluta. El encuentro con Jesús le cambia la vida, la transforma.

El seguimiento de Jesús es personal, así lo vemos en el seguimiento de Felipe, quien sigue a Jesús ante su llamada. Y luego Natanael, quien primero pone reservas, para luego seguir el mismo camino. Nuestro seguimiento también es personal. Tenemos que preguntarnos si nosotros también creemos que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios que vino para salvarnos, que vino para acercarnos a Dios como nadie más puede hacerlo.

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